Darwin y la Venus de Medici

Julián Monge-Nájera*

Figura. Venus de Medici. Imagen, Real Academia de Londres: https://www.royalacademy.org.uk/art-artists/work-of-art/venus-demedici.

Aunque El origen del hombre, de Charles Darwin, no los trata, el pene y los senos humanos son básicos en el estudio actual de la evolución humana. Del primero, ya traté en otro artículo de esta serie1. Del segundo tema, Darwin solo menciona las mamas humanas cuando habla de anomalías genéticas y cuando cita al viajero del siglo XVIII Samuel Hearne quien escribió que, para los amerindios del Canadá, una mujer bella se caracteriza por su “cara ancha y plana; ojos pequeños; pómulos altos; tres o cuatro líneas negras anchas en cada mejilla; frente baja; barbilla grande y ancha; nariz ganchuda y pechos colgantes hasta la cintura”. 

Agrega Darwin, también en El origen del hombre: “Ciertamente no hay en la mente del hombre algún estándar universal de belleza con respecto al cuerpo humano… Los hombres de cada raza prefieren aquello a lo que están acostumbrados; no pueden soportar ningún gran cambio; pero les gusta la variedad y admiran cada característica llevada a un extremo moderado… Si todas nuestras mujeres llegaran a ser tan hermosas como la Venus de Medici, al principio estaríamos encantados; pero pronto buscaríamos algo diferente”.

Resalto que no nos habla de la archiconocida Venus de Milo, sino de otra menos famosa, la Venus de Medici, que presento en la fotografía que ilustra este artículo: estos son los senos de la mujer que Darwin eligió como modelo de belleza, no sé si por gusto propio, o porque fuera considerada ejemplo de belleza por la sociedad victoriana. En todo caso, los senos fascinan al ser humano desde el primer día de su vida extrauterina, cuando los conoce como fuente de alimento, y siguen siendo centro de atención toda la vida, tanto para hombres como para mujeres, quienes no difieren a la hora de juzgar su nivel de belleza2.

Nuestra especie es la única en la cual las hembras tienen senos abultados durante toda su vida adulta, en las demás especies, solo se llenan en los periodos en que amamantan. ¿Por qué?

Existen dos grandes tipos de propuestas evolutivas. El primero tipo corresponde a las hipótesis que consideran necesarios los senos abultados para alimentar al bebé. Todas estas hipótesis tienen una falla mortal: no explican por qué las mamas permanecen abultadas incluso cuando no se está alimentando un bebé.

El segundo tipo de hipótesis propone que las mamas permanentemente abultadas son resultado de la selección sexual, o sea, de la preferencia de los hombres por ellas y no por las mamas planas propias de mujeres inmaduras y de hombres2. Este segundo tipo de hipótesis tiene a su favor alguna evidencia experimental. Por ejemplo, los senos llenos y con areolas coloridas son indicadores de altos niveles de estradiol y progesterona, hormonas que se elevan cuando la mujer tiene mayor probabilidad de quedar embarazada2.

Pero falta mucho camino por recorrer, y suele cometerse el error de usar, en los experimentos, dibujos o fotografías, que se prestan a error de percepción, cuando deberían usarse senos tridimensionales para obtener resultados más confiables2. Lo que sí parece establecido, es que cada cultura prefiere la forma y colores de los senos propios de su etnia: lo dice la investigación moderna2, y ya lo había concluido Darwin en el Origen del hombre. A juzgar por el éxito de las famosas de antaño, como Jayne Mansfield, Dolly Parton, y Cassandra Peterson (“Elvira”), y de las actuales, como las Kardashian y Sofía Vergara, los senos son juzgados de la misma forma que las nalgas, y en esto, Darwin cita a Richard F. Burton: “según Burton, se dice que los hombres somalíes eligen a sus esposas colocándolas en fila y eligiendo a aquella cuyas nalgas sobresalen más”.

NOTAS

* Laboratorio de Ecología Urbana, UNED, Costa Rica; julianmonge@gmail.com,; 

1 El gran órgano sexual humano que Darwin no analizó en El Origen del Hombre

https://www.circulodecartago.org/category/columnas/darwiniana/

2 Dixson, B. J., Duncan, M., & Dixson, A. F. (2015). The role of breast size and areolar pigmentation in perceptions of women’s sexual attractiveness, reproductive health, sexual maturity, maternal nurturing abilities, and age. Archives of Sexual Behavior, 44(6), 1685-1695.