El filme El lugar sin límites (1997) de Arturo Ripstein, es pionera en Latinoamérica en el tratamiento de la temática del transgénero y la transexualidad; ya que sin recurrir a los tratamientos médicos y quirúrgicos, presenta a un personaje, Manuela, plenamente identificada con su rol femenino, aunque su cuerpo y sexo -en los niveles- gonadal y cromosómico es machil. Esto se evidencia en la escena de la escena retrospectiva que remite a la fiesta del diputado del pueblo del Olivo, Don Alejo, en donde una vez que los invitados salen del burdel, y se dirigen a una posa, echan a la Manuela al agua, la desvisten y los hombres espectadores, se sorprenden -como si fuese una sorpresa- de que “[…] resulta que no era hembra, sino macho”, ella responde “[…] pero si este aparato solo me sirve para hacer pipí”.
Continuar leyendo “La transfobia y los crímenes de odio en Centroamérica”