Thomas Henry Huxley y el origen del hombre.

*Guillermo Coronado

T. H. Huxley  c. 1880

En una entrega anterior de esta serie sobre Darwin y el origen del hombre, Herrera y Monge (marzo 17, 2021) apuntaban a Alfred R. Wallace (1823-1913) como un precursoror de la tesis darwiniana empleando evidencia epistolar significativa.

Pero como es un gran principio de la prioridad científica el hecho de la publicación, cabe apuntar que el libro de Thomas Henry Huxley, Evidence as to Man´s Place in Nature, aparecido en 1863, deja claramente manifiesto el enfoque evolucionista de Huxley y su rechazo de las tesis tradicionales, ejemplicadas, por ejemplo, en la figura de Richard Owen (1804-1892), famoso paleontólogo y radical opositor a las tesis evolucionistas.

Una cita del libro nos deja muy claro el panorama.  Huxley nos dice:  “La cuestión más fundamental para la humanidad –el problema que subyace a todos los demás y cuyo interés es mucho más profundo que el de cualquiera de ellos– es la investigación del lugar que el hombre ocupa en la naturaleza y su relación con el resto del universo.  De dónde viene nuestra raza; cuáles son los límites de nuestro poder sobre la naturaleza y del poder de la naturaleza sobre nosotros; hacia qué meta nos dirigimos – éstos son los problemas que se plantean, de nuevo y con interés persistente , a todos los hombres.” (Huxley, T. H. 1863.  Man´s Place in Nature). (1)

Esta valoración del problema fundamental, el lugar del hombre en la naturaleza, implica que en el contexto de un transformismo de las especies, respecto del ser humano se rechace la “hipótesis” de la unicidad del hombre y de su creación especial.  Por el contrario, el hombre está colocado en el pináculo de la escala del ser, pero no de manera estática y privilegiada, sino como resultado de la evolución de las especies.  Y ello supone que hay relaciones significativas entre los humanos y los primates superiores, por ejemplo.  No un abismo absoluto.  Someramente, para Huxley la hipótesis de una creación especial era innecesaria, carecía de evidencia que la corroborara, y limitada injustificadamente el alcance de la investigación evolutiva .(2)  Así, en el primer ensayo del libro en su primera edición, estudiando las relaciones entre el hombre y los monos superiores, Huxley concluye que  “Las diferencias estructurales que separan al hombre del gorila y del chimpancé no son tan grandes como las que separan a éstos de los monos inferiores”.(3)  Pero ello lo veremos con más detalle en una próxima entrega.  

Pero antes, unas breves notas biográficas de nuestro autor.  Thomas Henry Huxley nace un 4 de mayo de 1825, en Ealing, cercanías de Londres y  muere el 29 de junio de 1895, en Eastbourne, sur de Inglaterra.  No tiene gran formación académica y en muchos de los campos en que destacó fue más bien autodidacta.  Se formó como cirujano en el Charing Cross Hospital, pero esta era una formación más técnica que científica.  Médicos y cirujanos respondían a enfoques muy diferentes.  Los primeros asumían una formación más teórica, los segundos eran más practicantes de ciertos procedimientos.  No obstante, logró que se le nombrara cirujano en el HSM Rattlesnake, en un viaje de exploración científica, en el Estrecho de Torres, entre Australia y Papua Nueva Guinea.  Viaje que se extiende de inicios de diciembre de 1846 hasta 1850.  Durante ese tiempo pudo  hacer observaciones y estudios científicos, en una especie de paralelismo con el viaje de Beagle que tanto transformó a Carlos Darwin.

A su regreso, y en virtud de sus informes y trabajos generados por su actividad en el viaje, en especial un estudio de las medusas, obtuvo un gran reconocimiento en el ámbito científico.  Se le nombra miembro de la Real Society, a los 25 años de edad y se le concede su medalla, la Royal Medal, 1852, por el valor de sus investigaciones.  Ello lo lleva a obtener, 1854, una cátedra de Historia Natural en la Real Escuela de Minas, que ocupará por 31 años.  También obtiene la Medalla Copley en 1888. 

Llegará a ser parte del círculo de amigos-colaboradores de Darwin y posteriormente será uno de los defensores más fuertes del enfoque evolucionista darwiniano, como lo ejemplifica el choque con el Obispo de Oxford, Samuel Wilberforce (1805-1873), en la famosa treintava reunión anual de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia en la ciudad de Oxford, a fines del mes de junio de 1860.  Debate que se llevó en el nuevo Museo de Historia Natural de la Universidad.

Huxley contrae matrimonio en 1855, con Henrietta Anne Heathorn (1825-1915), de Sidney y procrea ocho hijos, cinco mujeres y tres varones.  Sus nietos  Aldous, Julián y Andrew, hijos de Leonard Huxley (1860-1933), serán muy influyentes en el siglo XX, en el ámbito de las letras y la ciencia respectivamente.  Aldous Leonard (1894-1963) fue escritor y ensayista.  Conocido por su obra Un Mundo feliz.  Julián Sorel (1887-1975), biólogo evolucionista y gran ensayista fue el primer director de la UNESCO.  Andrew Fielding (1917-2012) como Fisiólogo y biofísico, obtuvo el premio Nobel en medicina en el año de 1963.  Estos dos últimos fueron nombrados caballeros por la corona británica. 

NOTAS

1) La cita en español se toma de Ayala, Francisco J. 1983. Origen y evolución del hombre.  Madrid, Alianza Editorial. Cap VI, 152.  La cita original aparece al inicio del capítulo segundo, “On the relations of man to the lower animals”.

2) Refencia a Coleman, William.  1971.  Biology in the Nineteenth Century: Problems of Form, Function and Transformation.  New York, John Wiley & Sons.  Pp 96 y ss..

3) En Templado, Joaquín. 1974.   Historia de las teorías evolucionistas. Madrid, Editorial Alhambra, página 94.

Huxley. Caricatura por Carlo Pellegrini,
 Vaniy Fair, 1871